La genética del comportamiento

Publicado por Abubaker Chaib en

Muchos se suelen mostrar escépticos ante la idea de una “fuerza mayor” que controle los comportamientos o actitudes de un individuo ante determinadas situaciones, sobre todo si hablamos de que estos estén predeterminados por los genes y no por la experiencia. El experimento del que hablaremos será el realizado por el investigador Walter C. Rothenbuhler en 1964, quien descubrió el denominado “comportamiento higiénico de las abejas”.

Todos los apicultores experimentados se suelen dar cuenta de algo curioso, y es que, cuando las larvas alojadas en las celdillas de los panales sufrían una infección mortal, los cuerpos de estas permanecían dentro de las celdillas lo cual supone un riesgo de propagación y contagio para todas las demás larvas sanas, es aquí donde las abejas obreras se encargan de destapar las celdas infectadas, retirar su tapón de cera y luego extraer la larva, como unos bomberos que apagan el fuego y retiran los restos quemados, esto es muy apreciado por los apicultores pues si no fuera por estas obreras las pérdidas serían muy significativas. Rothenbuhler se percató de que este comportamiento no se encontraba en todas las abejas, por lo que las separó en dos grupos: las higiénicas, que limpiaban las celdas infectabas, y las no higiénicas, que dejaban a las larvas muertas de manera que se esparcía la infección.

La parte interesante viene ahora, pues Rothenbuhler tomó estos comportamientos como caracteres capaces de ser transferidos a la descendencia, de manera que cruzó hembras de una cepa higiénica con machos de una cepa no higiénica y observó que la descendencia de estas abejas era de no higiénicas, por lo que se puede deducir que el fenotipo de abejas no higiénicas es dominante sobre el de abejas higiénicas. Cuando retrocruzó a estas hembras no higiénicas con machos de la cepa higiénica obtuvo 4 tipos de cepas en proporciones similares: 9 cepas de tipo higiénico, 8 cepas no higiénicas, 6 cepas que destapaban las celdas, pero no sacaban a la larva y 6 cepas que no eran capaces de destapar las celdas, pero sacaban la larva de celdas previamente abiertas. La conclusión a la que llegó Rothenbuhler es que el comportamiento de estas abejas constaba de dos pasos: la apertura de la celda y la extracción de la larva y cada uno de ellos estaba controlado por un gen con dos alelos.

Según observamos, en el primer locus (U,u) es dominante el alelo U mayúscula que determina “no destapar la celda” y en el segundo locus (R,r) es dominante el alelo R mayúscula que determina “no extraer la larva”, por tanto, el comportamiento higiénico es del doble homocigoto recesivo que sería uurr y ambos genes serían independientes

Mediante este experimento al más puro estilo mendeliano se pudo determinar que el comportamiento de una abeja obrera ante la situación de encontrarse con una larva muerta en su celda estaba determinado por dos genes independientes, dicho de otra manera, la presencia en homocigosis o no de estos genes determinará si las abejas se encargarán de extraer y limpiar la celda, manteniendo un ambiente limpio y apto para el desarrollo de las otras larvas o, en cambio, no harán nada frente a esta situación, dejando al resto de larvas a merced de la enfermedad.
Experimento como estos son numerosos y todos prueban el mismo punto, que el mundo de la genética aún esconde muchos secretos por desvelar, lo cual nos ayudará a comprender el funcionamiento de los seres vivos para nuestro beneficio, o quizás nos lleve a un futuro distópico donde el genoma sea modificado para dar lugar a masas controladas desde el momento en que nacen, sería interesante encontrar algún libro que mostrase este futuro.

Referencias:

WALTER C. ROTHENBUHLER, BEHAVIOR GENETICS OF NEST GLEANING IN HONEY BEES. IV. RESPONSES OF F1 AND BACKCROSS GENERATIONS TO DISEASE-KILLED BROOD, American Zoologist, Volume 4, Issue 2, May 1964, Pages 111 – 123

https://doi.org/10.1093/icb/4.2.111


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